Rechazada?
El rechazo es un sentimiento que se encuentra en lo profundo del corazón de algunas personas y que a la vez les impide que puedan dar y/o recibir amor.
La palabra rechazo tiene que ver con la no aceptación, o resistencia a algo, con mostrar oposición o desprecio a una persona por parte de otra, un grupo o una comunidad; y es uno de los dardos de fuego más comunes que usa "satanás" para dañarnos y hacernos retroceder en nuestro crecimiento espiritual, por lo que necesitamos asegurarnos que en nosotros no exista ese sentimiento, y por supuesto, a medida que vamos madurando en Cristo, seremos capaces de identificar a otras personas que han vivido, o estén viviendo con heridas de rechazo, para ayudarles a salir de esa condición.
Una persona que se siente rechazada, difícilmente podrá avanzar en la nueva vida que Jesucristo le ha provisto, ya que el mismo sentimiento de rechazo no le permitirá acercarse a otros y podrá presentar problemas de comunicación, inseguridad, indecisión, obras inconclusas, hipersensibilidad y aislamiento.
SÍNTOMAS DE RECHAZO
- Resistencia a la autoridad de Dios
- No logro confiar en Dios
- Concibo a Dios como un ser lejano
- Poca intimidad o comunión con Dios
- Me siento incapaz de recibir el amor de Dios.
¿CÓMO ROMPER EL CICLO DEL RECHAZO?
- Si estás sintiendo o pensando que eres una persona rechazada, no permitas que esos pensamientos y sentimientos te controlen. Toma la decisión de perdonar a quienes piensas o sientes que te rechazan, creyendo más bien todo lo que Dios dice acerca de ti, reconociendo que eres importante para Él y que su amor es suficiente para ti.
- Recuerda responder siempre de acuerdo al mandamiento de amar que Dios te da. Dios pide que amemos a nuestro prójimo, así que debemos obedecerle en lugar de reaccionar con rechazo o buscando la aceptación de ellos.
- Guarda tu corazón como una joya preciada, recuerda que de él mana la vida. No permitas que se envenene con el rechazo que posiblemente recibas, en vez de eso procura que se mantenga lo más saludable posible, para que no te afecte de ninguna forma.
- Camina confiada en la nueva identidad que hoy tienes en Cristo Jesús.
- Trata a todas las personas como te gustaría ser tratada. Mantén una actitud correcta, como Jesús que no reaccionó con enojo o despecho, sino que con paciencia y paz.
- No dejes que ese sentimiento desvíe tu mirada de la eternidad con Cristo. Nunca olvides que ahora tienes un nuevo corazón y que muy cerca de ti hay alguien que te ama como eres y que un día estaremos con Él por toda la eternidad. De nuevo, recuerda que el mismo Jesús fue una persona rechazada aun por sus mismos amigos cercanos, como leemos en Juan 1:11 "A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron". Pero Él, lejos de desanimarse por el rechazo que recibía, cumplió y se sostuvo firme en el amor del Padre para así, cumplir con su llamado y propósito.
Con el ejemplo de Jesús nos damos cuenta que el rechazo no debe influir en nuestro caminar, sino que siempre debemos fijar nuestros ojos en nuestro Padre, quien por Su amor infinito abrió sus brazos para recibirnos y aceptarnos tal y como somos, a tal punto que aun sin merecerlo, dio la vida de Su hijo y en El somos aceptos para Dios.